Una frambuesa con muchas posibilidades

Acercar a l@s niñ@s al conocimiento es realmente fácil, incluso hoy por hoy es aún más fácil cuando el contexto actual les pone en frente de la tecnología desde que nacen, pero la idea no es solo acercarlos a la tecnología sino mostrarle que la pueden construir y es ahí donde Raspberry Pi les muestra una tecnología libre y con un amplio espectro de opciones.

La historia se remonta a 2008 y 2009 en Caldecote, en Reino Unido; allí nace la Fundación Raspberry Pi de la mano del laboratorio de computación de la Universidad de Cambridge y la empresa Broadcom con el objetivo que l@s niñ@s aprendan a programar usando Scratch, pero que además de esto puedan interactuar con periféricos así como construir sus propios robots.

Para lograr esto uno de sus fundadores, Eben Upton desarrolló una pequeña tarjeta madre del tamaño de una tarjeta de crédito con las siguientes características técnicas:

– Procesador ARM1176JZF-S de 700 Mhz, aunque con el firmware incluido se puede hacer overclocking y llevarlo a 1 Ghz.

– 512 MB de memoria RAM (Inicialmente eran 256)

– Procesador gráfico Video Core IV

– Memoria SD para arranque y almacenamiento permanente.

Con respecto al software, la Fundación provee Debian y Arch Linux para correr sobre la tarjeta, y con soporte para Python, Brandy Basic (Basic para GNU/Linux), C y Perl. La Fundación junto con IndieCity y Velocix ha abierto la “Pi Store” donde se puede conseguir un buen número de software para la Raspberry Pi, entre esos está Raspbian, un Debian Wheezy optimizado para Raspberry Pi.

Actualmente la Raspberry Pi se ha direccionado hacia proveer servicios como centro multimedia para hogares aunque sin perder de vista su objetivo inicial: La educación en tecnología para niñ@s.

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